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lunes, 20 de mayo de 2013
     

Tu tiempo es tu vida. Lo necesitas para todo lo que quieras hacer o disfrutar. No lo malgastes.
cuidado personal
Cuida tu cuerpo, que es tu herramienta básica.

Alimento. Ejercicio. Descanso. Todo condiciona un alto rendimiento.


Cuida tu ánimo, es tu energía y tu fuerza. Aprende a evitar las preocupaciones y el estrés: deterioran, cansan, debilitan. Equilibra tus intereses y tus responsabilidades: tu mismo, tu familia y el trabajo.


 


sábado, 18 de mayo de 2013
   

Nuestra cultura sobrevalora el esfuerzo y la acción. La persona ocupada se siente importante. La actividad se acaba convirtiendo en una trampa: se está tan enfrascado en lo que se hace que se acaba olvidando para qué se hace (objetivo).

Tu consciente sólo puede ocuparse eficazmente de un asunto a la vez. La dispersión lleva al estrés.



una tarea a la vez

 

 Cambiar de una tarea a otra
encarece las dos. Y las retrasa.











Saltar de un asunto a otro alarga el tiempo que ocupa cada uno de ellos. La eficacia se consigue trabajando en un asunto hasta donde se pueda, con olvido de lo demás.


un solo trabajo a la vez

 

No cuenta lo que trabajas,

sino lo que terminas.









Mantén un escritorio ordenado. Tu escritorio es un lugar donde recibes, procesas y emites información.
 
Sólo debes tener la referente al asunto en que trabajas y las herramientas de uso cotidiano. Los montónes de documentos sobre tu mesa dificultarán tu concentración y sólo contribuirán a producirte también estrés.

Si tocas un documento (papel o correo electrónico), pasa a la acción: resuelve, reencamina, archiva o tira (envíalo a "la papelera"). Pero no lo dejes para “más
tarde”.

Evita las interrupciones. Alargan extraordinariamente el tiempo preciso para realizar una tarea. Acepta las menos posibles y sé asertivo: aprende a decir "NO" cuando lo que tienes entre manos es más importante que el imprevisto que te surja.

Convierte en un hábito

el preguntarte

si lo que vas a hacer es lo mejor

que puedes hacer ahora.

 

 

miércoles, 8 de mayo de 2013

Hay un refrán que dice: "El hábito es el maestro más eficaz". Si tus hábitos son los correctos inevitablemente debes llegar a tus metas.

dirección
Un habito importante es decidir a donde quieres ir, es decir, tus objetivos. Si no decides adónde quieres ir, llegarás a otro sitio que quizás no te guste.

Define, por escrito, de 5 a 10 objetivos. No más, porque te dispersarías; ni menos, porque descuidarías facetas importantes.

Piensa en Tí mismo, en tu Familia y en el Trabajo (precisamente en este orden) y fíjate objetivos para cada uno. Serán tus aspiraciones a largo plazo.

Tus objetivos deben ser motivadores, claros, cuantificados, con plazo, compatibles entre sí y retadores pero alcanzables.

Escríbelos y mantenlos a la vista: te inspirarán y te guiarán.






La eficacia
no es cuestión de reloj,
sino de brújula.
De saber adónde vas.






Ante cada situación nueva o imprevista que te plantee dudas de cómo reaccionar, tus objetivos te permitirán responder del modo más adecuado. Serán tu norte y tu guía.










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